Tema Sello 2025

Te invitamos a revisar quien representa nuestro Tema Sello 2025, uno de los principales símbolos que forman parte de Santo Tomás como institución.

Gabriela Mistral: Mirémonos con respeto e inclusión

La clave de nuestro ADN institucional son nuestros valores, que cada año abordamos uno a uno de la mano de alguien que lo haya encarnado de manera ejemplar.

Este 2025 nos acercamos al valor de respeto e inclusión a través de esta gran mujer chilena del siglo XX, educadora, poetisa y ganadora de un Premio Nobel: Gabriela Mistral.

El valor: Respeto e inclusión, que consiste en tratar a cada persona de manera adecuada, acogiéndola e integrándola positivamente en orden a incrementar su riqueza como persona.

Por ser personas -con dimensiones psico-somáticas-espirituales-, poseemos un valor intrínseco o dignidad fundamental, y por ello aportamos la riqueza de las diferencias individuales para avanzar en una cultura de inclusión que genere sentido de pertenencia y un ambiente con igualdad de oportunidades educativas.

 Gabriela Mistral, que hace 80 años recibió el Premio Nobel en Literatura, plasmó su vivencia del respeto e inclusión de una manera privilegiada en la educación: en su entrega a cada estudiante desde las escuelas rurales hasta foros internacionales y en su aporte a la humanización a través de la formación integral.

Igual que ella e inspirados en nuestro patrono Tomás de Aquino, acogemos, incluimos y respetamos a cada persona mirándola profundamente por su dignidad. Por eso Gabriela pedía al cielo “[que] Alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía para cuando mis labios no canten más”; y recomendaba al maestro/a: “Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra”, porque “no tenemos derecho a dar sino a nosotros mismos”.

Tomás de Aquino pone la base:

“[…] es necesario que exista un orden conveniente entre cada ser humano y sus semejantes en la vida ordinaria, tanto en sus palabras como en sus obras; es decir, que uno se comporte con los otros del modo debido… a esta virtud la llamamos amistad o afabilidad” (Suma Teológica).

Te invitamos a profundizar durante todo el año 2025 aprendiendo de esta gran mujer, educadora de corazón que supo acoger a cada estudiante y entregarse a su formación que, como entiende Tomás de Aquino, es la “conducción y promoción hasta el estado perfecto del hombre en cuanto tal, que consiste en el estado de virtud.” (Comentario de las Sentencias, libro IV, dist.26m, cuest.1, art.1, resp.4).

Biografía Gabriela Mistral

Gabriela Mistral (1889-1957)1:
Vida y obra desde los valores del respeto y la inclusión

En el corazón del valle de Elqui, entre la cordillera de los Andes y sus cielos estrellados, nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña una mujer cuya vida y obra marcarían profundamente a Chile y al mundo. Lucila Godoy Alcayaga, conocida universalmente como Gabriela Mistral, fue más que una poeta: fue una educadora, pensadora y visionaria que abogó por los valores del respeto y la inclusión en una sociedad fragmentada.

Desde su infancia en Montegrande y Paihuano, Gabriela absorbió el paisaje y la cultura que inspirarían su poesía. Su amor por la educación surgió temprano, a pesar de no haber pasado por una formación pedagógica formal. Este compromiso con la enseñanza la llevó a recorrer Chile, reconociendo las distintas realidades territoriales, transformando las aulas y comunidades que tocó. En cada lugar, su mensaje fue claro: todos merecen la oportunidad de aprender y crecer, sin importar su origen o condición.

Su trabajo en educación lo vemos en La Serena, Antofagasta, Los Andes, Traiguén, Temuco, Punta Arenas, Santiago. Es en el Liceo de Niñas de Los Andes, en el que imparte clases de castellano por un período de 5 a 6 años, donde su creatividad se hace más fecunda, dando nacimiento a aquellos poemas que forman parte de su libro Desolación. La obra literaria de Gabriela no es extensa en número, pero sí es intensa: ella misma considera que “mi pequeña obra tiene algo de lo chileno por su sencillez y por su robustez”.

Desolación, es uno de los libros más conocidos y divulgados. Cada poesía muestra esa llama ardiente de fervor dada por los amores y los desamores que tuvo en sus primeras etapas. Es esa especie de arrobamiento místico por las cosas y por la gente lo que la lleva a irse a Punta Arenas, allí llega a hacerse cargo de un liceo que se encontraba en muy malas condiciones. Por ser territorio alejado del gobierno central, allí había gran presencia extranjera y ella hace chilenidad. Durante los dos años que permaneció en territorio magallánico, abre colegios nocturnos para los obreros, dicta conferencias, hace clases de castellano y prepara y ordena el libro Desolación, título que hace referencia al paisaje más austral del mundo y al abandono espiritual, moral e íntimo propio de ella. El libro termina con una verdadera oración en que señala toda su verdad: “Dios me perdone este libro amargo y los hombres que sienten la vida como dulzura me lo perdonen también”.

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1 Compilada y redactada por José Luis Diaz, Director de Formación e Identidad, Ovalle. 2025.

Su vocación personal de maestra

Su obra literaria, que le dio fama mundial especialmente fuera de Chile, no era su vocación más personal, sino, como ella dice, fue la de ser maestra. De ese núcleo brota su entrega a cada niño, cada niña y el esfuerzo de ayudar a surgir a cada uno atendiendo a sus cualidades personales. Con mucha fuerza lo afirmó durante su estancia en Magallanes: “El magisterio ha sido y es, en mí, una cualidad innata. Todas mis energías y aptitudes las he entregado con toda al alma a la enseñanza. La literatura no es para mí sino un lejano entretenimiento y pasatiempo… No tengo el remordimiento de haber robado nada a mi escuela. La literatura jamás fue un fin para mí. El colegio me ha bebido toda la juventud. Mi sensibilidad, mi pequeña cultura, mis grandes entusiasmos,

todo lo he dado a la educación. Soy pobre; ese tesoro de juventud era mi único tesoro y se lo entregué de una manera absoluta.” (Diario “El Magallanes”, 20 de mayo 1918).

El respeto como fundamento de su obra

Gabriela concebía el respeto como el pilar de una sociedad más humana. Su sensibilidad hacia las injusticias sociales la llevó a involucrarse profundamente con los marginados. En su paso por La Araucanía, por ejemplo, se acercó a la cultura mapuche, reconociendo su valor y luchando contra los prejuicios que enfrentaban. Este compromiso se tradujo en una poesía cargada de reivindicación y dignidad, en la que celebraba la naturaleza, la tierra y las raíces culturales.

El respeto también se refleja en su profundo amor por la infancia. En su libro Ternura (1924), Gabriela escribió con el propósito de proteger y valorar a los niños. Su célebre frase, “La infancia merece cualquier privilegio”, resume su visión de una sociedad que priorice el bienestar de los más vulnerables, reconociendo su derecho a la educación y al afecto.

Inclusión en acción

Gabriela vivió y trabajó en tiempos marcados por profundas desigualdades, pero su voz nunca dejó de abogar por la inclusión. En Punta Arenas, creó escuelas nocturnas para obreros y abrió espacios educativos para aquellos que carecían de oportunidades. Más tarde, dedicó las ganancias de su libro Tala (1938) a los niños huérfanos de la guerra civil española, un acto de generosidad que trascendió fronteras.

Citemos la actitud con que vivió su estancia en Punta Arenas: “Con la obediencia y el deseo de servir de una empleada pública, accedí a ir a Magallanes, dejando atrás familia y todo, a “reorganizar” el Liceo de Punta Arenas. Un pueblo entero, desde el obrero de la Federación hasta los capitalistas, pueden decir en qué forma cumplí con mi misión. El Liceo de Temuco se encontraba en un caos de luchas internas y desorden cuando el Gobierno me mandó allá. He conseguido llevar a él paz. Trabajé años antes en una colección de poesías escolares para los textos de lectura que sirve en todos los colegios. Todo esto es labor escolar, no literaria”. (Carta a Josefina Ley del Castillo)

Su compromiso con la inclusión también se expresó en su relación con las culturas indígenas de América Latina. En sus escritos, Gabriela celebró la riqueza cultural de los pueblos originarios, mostrando una América diversa y unida en su pluralidad. Poemas como los incluidos en Tala y Lagar reflejan su creencia en un mundo donde las diferencias son una fortaleza, no una barrera.

Un legado que trasciende

El respeto y la inclusión no fueron solo temas en su poesía, sino principios que guiaron su vida. El 10 de diciembre de 1945 fue galardonada con el Premio Nobel de Literatura de las manos del Rey Gustavo V de Suecia, Gabriela llevó la voz de Chile al mundo, pero también escuchó y aprendió de las culturas que encontró en su camino. Su vida es un testimonio de que los valores humanos trascienden fronteras y épocas, y su obra sigue siendo un faro para quienes sueñan con un mundo más justo.

Gabriela Mistral muere en Nueva York en 1957 dejando un enorme legado literario, pero además dejándonos una herencia trascendental como personas, ya que no solo habló, sino que vivió su compromiso con la humanidad. Sus palabras y acciones nos invitan a construir una sociedad basada en el respeto y la inclusión, reconociendo que cada individuo, sin importar su origen, tiene un lugar valioso en la comunidad.

En sus propias palabras nos dijo, “Yo hablo por muchos que no pueden hablar”. Es este llamado el que hoy nos inspira a mantener viva su memoria, llevando su mensaje a nuevas generaciones. Gabriela Mistral es una persona capaz de reflejar nuestros valores institucionales con relación al pensamiento de Santo Tomás considerando que “en cualquier ser humano hay algo por lo que se le puede considerar digno de honor” (Santo Tomás de Aquino Suma Teológica (II-II, q.63, a.2).

Referencias:

Biblioteca del Congreso Nacional de Chile. Entrevista a Jaime Quezada, abril 2005.

Montes, Hugo. Capítulos de Literatura Chilena. CPEIP, 1974.

Szilagy, Ana María. La Cosmovisión de Gabriela Mistral.

Biografía de Gabriela Mistral, Gisela Antonio, DFG, 2008.

Fotos

Rostro de la joven Gabriela

Gabriela junto a sus estudiantes en Punta Arenas

Gabriela recibiendo el Premio Nobel de Literatura

Diploma del Premio Nobel

Dedicatoria Oreste Plath

Gabriela acompañando

Gabriela en Santa Bárbara

Gabriela y las niñas

Gabriela en Nueva York

Gabriela en su última visita a Chile

Videos

Premio nobel 

Gabriela en su propia Voz Poema llamado por el niño 

Biografía

Frases

1. «La educación es el único remedio contra la desigualdad.»

Gabriela Mistral era una ferviente defensora de la educación como herramienta para la igualdad social. Esta frase sintetiza su creencia de que la educación es la clave para erradicar las desigualdades.

Referencia: Mistral, G. (1924). Ternura. Editorial Losada.

2. «Los derechos de los niños son los derechos del futuro.»

Mistral fue una gran defensora de los derechos infantiles, y esta frase refleja su visión de que el bienestar y la educación de los niños son cruciales para el progreso de la humanidad.

Referencia: Mistral, G. (1924). Ternura. Editorial Losada.

3. «En la vida, como en el amor, no hay excusa para el desdén, la indiferencia o la falta de respeto.»

Esta cita refleja la convicción de Mistral de que el respeto y la empatía deben estar presentes en todas las interacciones humanas.

Referencia: Mistral, G. (1922). Desolación. Editorial Losada.

4. «Toda la vida es una lucha, pero la lucha debe ser en nombre de la dignidad.»

En esta frase, Mistral reafirma su postura de que la lucha por los derechos humanos y la dignidad de las personas es esencial para lograr un mundo justo.

Referencia: Mistral, G. (1922). Desolación. Editorial Losada.

5. «No hay mayor amor que el que se da sin esperar nada a cambio.»

Gabriela Mistral puso énfasis en el amor incondicional, especialmente en sus escritos sobre la maternidad y el amor entre seres humanos. Esta frase refleja su filosofía de generosidad y altruismo.

Referencia: Mistral, G. (1924). Ternura. Editorial Losada.

6. «Las palabras son el reflejo de nuestros sentimientos; con ellas podemos hacer el bien o el mal, y debemos aprender a usarlas con respeto.»

Esta cita subraya la importancia del lenguaje como herramienta para construir relaciones respetuosas y positivas.

Referencia: Mistral, G. (1924). Ternura. Editorial Losada.

7. «Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra.» — Mistral, Gabriela. «Magisterio y Niño». En Pensamientos Pedagógicos de Gabriela Mistral, recopilado por Educrea, 2016, p. 1.

8. «Si no realizamos la igualdad y la cultura dentro de la escuela, ¿dónde podrán exigirse estas cosas?» — Mistral, Gabriela. «Magisterio y Niño». En Pensamientos Pedagógicos de Gabriela Mistral, recopilado por Educrea, 2016, p. 1.

9. «La enseñanza de los niños es tal vez la forma más alta de buscar a Dios.» — Mistral, Gabriela. «Magisterio y Niño». En Pensamientos Pedagógicos de Gabriela Mistral, recopilado por Educrea, 2016, p. 1.

10. “El Estado es responsable de una educación pluralista, con particular énfasis en la inclusión de los niños pobres e indígenas, de la mujer y de los discapacitados.» — Mistral, Gabriela. «Gabriela Mistral y la Inclusión Social en la Educación Chilena». Opción, Año 35, Regular No.90 (2019): 692-712.

11. «Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre.» — Mistral, Gabriela. «La instrucción de la mujer». La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906.

12. «Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración.» — Mistral, Gabriela. «La instrucción de la mujer». La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906.

13. «Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan.» — Mistral, Gabriela. «La instrucción de la mujer». La Voz de Elqui, Vicuña, 8 de marzo de 1906.