La familia un bien para la persona y fundamento de la sociedad
En su libro Los bienes humanos el filósofo chileno Gómez-Lobo propone una serie de bienes como la vida, la libertad, la amistad… que son básicos, para el ser humano y sin los cuales es muy difícil que las personas podamos vivir una vida plena según nuestra naturaleza. Entre estos bienes también destaca la familia. Aunque reconoce que hay familias con dificultades, señala que siempre es mejor tener o aspirar a tener una buena familia. La familia es un bien básico porque contribuye de manera importante al desarrollo de la vida plenamente humana.
Es en la familia de modo natural donde aprendemos a desplegar aquellas características que nos son propias como personas. En la familia aprendemos a amar, en ella somos queridos por lo que somos y no por lo que tenemos, aprendemos que la fortaleza y crecimiento de la persona está en su capacidad de darse a sí misma por amor a los otros y también en saber recibir agradecidos el amor del otro, ya que, como señala el filósofo Tomás Melendo, para que el amor sea completo no basta que alguien se entregue, se requiere también que haya alguien que reciba esa donación. Para que el fuego queme es necesario que la leña arda, el fuego inflama la leña que hay a su alcance, pero si la madera por estar verde no arde, el fuego no quema.
Por otro lado, es en la familia donde se realiza de manera principal la trasmisión de valores que son la base de la formación de la persona humana. Esta formación en valores se realiza de manera más eficaz con el testimonio de vida, es decir, con los buenos ejemplos que, con las palabras, aunque estas no dejan de tener su valor.
La familia es un bien no solo para la persona, también es el fundamento de la sociedad. El artículo 16 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos se refiere a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Es en la familia donde se forman los futuros miembros de la sociedad. Si una sociedad no es todo lo buena que desearíamos, habría que preguntarse no solo por el trabajo de las autoridades que la gobiernan u otros factores externos, sino también por cómo son los miembros que conforman dicha sociedad, por la formación y los valores que han recibido, en definitiva y principalmente por la familia.
Si queremos una buena sociedad y propiciar el cambio de aquellos aspectos que no contribuyen e incluso obstaculizan el desarrollo de una sociedad acorde con la dignidad de cada persona humana, el cambio parte no solo por medidas externas, también habrá que mirar hacia dentro, hacia las personas que integran la sociedad y los lugares de formación de estas, especialmente, mirar y cuidar a la familia.
Como decía Miguel de Unamuno: “no quieras influir en eso que llaman la marcha de la cultura, ni en el ambiente social, ni en tu pueblo, ni en tu época, ni mucho menos en el progreso de las ideas, que andan solas. No en el progreso de las ideas, no, sino en el crecimiento de las almas, en cada alma, en una sola alma y basta. Lo uno es para vivir en la Historia; para vivir en la eternidad lo otro. Busca antes las bendiciones silenciosas de pobres almas esparcidas acá y allá, que veinte líneas en las historias de los siglos. O más bien, busca aquello y se dará esto de añadidura. No quieras influir sobre el ambiente ni eso que llaman señalar rumbos a la sociedad. Las necesidades de cada uno son más universales, porque son las de todos. Coge a cada uno, si puedes, por separado y a solas en su camarín, e inquiétalo por dentro, porque quien no conoció la inquietud, jamás conocerá el descanso. Sé confesor más que predicador. Comunícate con el alma de cada uno y no con la colectividad”.
En la familia, en general, se da un clima privilegiado para esta comunicación con el alma de cada uno. Cuidando del buen desarrollo de la familia, estamos cuidando y trabajando para tener una buena sociedad.
Para reflexionar
1.- ¿Qué aspectos valoro de lo que he recibido en mi familia?
2.- ¿Cómo agradezco o puedo agradecer de manera concreta lo bueno que he recibido en mi familia?
3.- ¿Cómo puedo contribuir al mejor desarrollo de la sociedad desde el aporte como miembro de una familia?
María Montserrat Martín Martín
Instituto Berit de la Familia, UST